martes, 15 de octubre de 2013

DIARIO DE VIAJE. CASI CUATRO DIAS SOLO POR ROMA



4ª  PARTE.-

           
            La idea principal, el destino que me había trazado para este día era, fundamentalmente, visitar los Museos Capitolinos, especialmente el Palazzo dei Conservatori (el que está a la derecha conforme subes por la “cordonatta”) y luego…, bueno, luego ya iremos viendo, quizá pasar por el Rosetto Municipale que se encuentra junto al Circo Máximo…, en fin, para todo hay tiempo o para casi todo…

            Lo principal era el Palazzo dei Conservatori. Desde el Area Sacra, donde me encontraba, hay mil y una forma de llegar al Capidoglio (bueno, supongo que para llegar a cualquier sitio siempre mil y una forma, la cuestión es la elección que hacemos…), pero, por algún motivo, siempre escojo la misma, quizá porque es la más corta o quizá por costumbre, el caso es que lo más fácil es subir por Via della Botteghe Oscure. A ver, lo más lógico para un español es pensar que a quién se le ocurrió ponerle este nombre a la calle, una calle a una botella oscura?, va a ser verdad lo que decía Asterix y estos romanos van a estar locos de verdad… Pues no, veamos, la traducción, más o menos libre, del nombre de esta calle sería “calle de las tiendecitas oscuras” y debe su nombre a que, en esta calle, había gran cantidad de tiendecitas y talleres sin ventanas (oscuras por tanto). Aunque, en la Florencia del siglo XV también se denominaban Botteghe a los talleres de los maestros escultores y pintores, pero eso es otra historia…

            El caso es que esta callecita (tiene un gran tráfico pero es más bien cortita) está llena de historia. Además de hacer de “frontera” entre el Barrio de Sant’Angelo y el de la Pigna, en ella se encontraba, durante la segunda guerra mundial, la sede del Partido Comunista de Italia (llamado, por esto, Bottegone), en el número cinco, si no recuerdo mal. Además, a mitad de calle, en la acera de la derecha (conforme subimos a Plaza de Venecia), se encuentra también la entrada al Museo de la Cripta Balbi, que, actualmente, es una de las sedes del Museo Nacional Romano y que, francamente, es bastante interesante visitarla, originalmente la Cripta Balbi estaba compuesta por un teatro, un bloque de cuatro pisos y un patio. Construido entre el año 19 y 13 a.C. bajo las órdenes de Lucius Cornelius Balbus, el teatro poseía una cripta que era el lugar en el que la gente se refrescaba y tomaba algo durante los descansos de las representaciones (una tasquita, vamos), a veces, si tienes suerte, te encuentras con alguna exposición temporal, en mi caso, era una de artículos de uso cotidiano en la Roma tardía, además, creo que hay visitas guiadas los fines de semana, previa cita (los lunes está cerrado). Si no recuerdo mal, la Cripta está ligada a una leyenda negra romana, según se dice era lugar escogido por la nobleza del “ocultista” siglo XVII, para efectuar oscuros ritos mágicos, aunque también se dice que está muy vinculada al renacimiento en aquella época de los cultos mitráicos que, ya en la Roma imperial, eran muy seguidos… pero de eso hablaremos en otra ocasión.

            En fin, que, continuando con nuestro paseo, nos plantamos en Via del Teatro di Marcelo, junto al Altare della Patria o Vittoriano o la Olivetti o la Torta Nuciale o…, en fin, los romanos le han puesto multitud de nombres a este monumento que, aparte de bromas, merece la pena visitar ya que tiene un museo en su interior bastante interesante y, además, permite ver la plaza desde un punto de vista más alto… CONSEJO IMPORTANTE, tratad de subir a su terraza, las vistas desde allí de la piazza, de los mercados de Trajano, foros romanos y… en fin, es IMPRESIONANTE!.

            Dejando a un lado (Dios me lo perdone y vosotros también, más que nada porque ya hemos hablado de ella) Santa María in Aracoeli y su “infartante” escalinata, comenzamos a subir por la no menos impresionante “cordonata” de Miguel Angel que, aunque parezca lo contrario, no es una escalera en si, es realmente una calle en pendiente, con una especie de escalones pero más anchos que permitían que pudieran subir burros o mulas o caballeros sin bajarse de sus monturas… Mira, dejémonos de tonterías, es una escalera con los peldaños más anchos para permitir que subieran y bajaran animales de carga y caballos. Hay quien dice que su nombre, codonata (del italiano cordone que significa cuerda), le viene por los cordones que había tendidos en el suelo desde un lado al otro de la escalera a fin de que, en los días de lluvia, los animales no resbalaran, la verdad es que cordone también hace referencia a un elemento arquitectónico compuesto por franjas transversales de ladrillo o piedra y que se ponen en los suelos lisos para mayor agarre o para decorar, a mi, personalmente, me gusta más la primera idea, me parece más… imaginativa. En cualquier caso, esta genial “escalera” ideada por el Maestro Miguel Angel nos da acceso a la plaza del Campidoglio.

            Al inicio de la subida, lo primero que nos encontramos son dos leones, de origen egipcio, de basalto negro, pero, si nos fijamos, a media subida en el lado de la izquierda, nos encontramos con otra escultura, esta dedicada a Cola de Rienzo (Nicola Gabrini), un curioso personaje romano nacido en 1313 y que propuso el regreso a la República Romana, sin embargo, las medidas crueles y arbitrarias que adopto durante este nuevo periodo, provocaron que, en 1354, se produjera una alzamiento popular (no sin ayuda o instigado por los Colonna, de los que no era muy amigo), que provocó su detención y decapitación, tras lo cual, su cadáver fue quemado y sus cenizas arrojadas al Tiber (las cosas en Roma o se hacen bien o no se hacen…).

            Al final de las escaleras nos encontramos con dos monumentales esculturas de la época clásica dedicadas a los Dióscuros (en griego Dióscuros significa “hijos de Zeus”), o sea Castor y Polux (una a cada lado), muy parecidas a las que podremos ver en la Piazza del Quirinale, por cierto, que, según la mitología, eran hermanos de Helena de Troya, aunque, como siempre suele pasar en la mitología, la verdad es que no queda nada claro quien fue su padre (su madre si, esta fue Leda, esposa de Tíndalo de Lacedemonia… ea!.

            Y junto a cada una de las estatuas de los Dióscuros, encontramos otro grupo escultórico denominado “Los trofeos de Mário” (I trofeo di Mario), procedentes de un ninfeo  que, con ese mismo nombre, parece ser que se encontraba en la Piazza Vittorio Manuele…

            Y, por fín, llegamos a la Plaza del Campidoglio…, encargada por el Papa Paulo III a Miguel Angel para conmemorar la visita de Carlos V a Roma y, bueno, para poner un poco de orden en esta colina que, a pesar de ser uno de los centros espirituales más importantes de la Antigua Roma (en la colina Capitolina era donde se encontraba el templo de la Triada Capitolina, fin de todos los desfiles triunfales y jefe del panteón romano), se había dejado un poco de la mano y, en aquella época, era conocida como “colle caprino” (colina de las cabras). De forma que Miguel Angel proyectó una plaza que se abría hacía San Pedro, en lugar de hacia el foro romano, como hasta la fecha, significando así la posición que el nuevo poder espiritual ocupaba. En la plaza no es que no hubiera nada con anterioridad a su proyecto, de hecho, ya existía el Palazzo Senatorio (construido sobre el antiguo Tabularium romano) y el Palazzo dei Conservatori (antiguamente llamado también Palazzo  Caffareli), el cual, según unos, debe su nombre a que era la sede de la Magistratura de la ciudad (Conservatori dell’Urbe), que, junto con el Senado, administrava la Ciudad y, según otros, pertenecía a las scholae (gremios), que tenían, en la primera planta su sede administrativa y judicial. La importancia de la administración municipal de obras y de conservación hizo que, en el siglo XV, diera su nombre al palazzo. Pero, quizá, lo que más llame la atención es que está construido sobre el templo de Jupiter Optimus Máximus, de los que, aún, se pueden ver restos en su interior.


            Miguel Angel, como ya hemos dicho, recibió el encargo de rediseñar la plaza que, por cierto, tiene forma trapezoidal, no ovalada como parece, así que reconstruyó la fachada del Palazzo Senatorio, añadiéndole la doble escalera y la fuente con las estatuas que representan a los dioses de los ríos Tiber y Nilo, en la hornacina central esta la Dea Roma, una composición de dos estatuas antiguas de Minerva, el campanario se añadiría en el siglo XVI. También diseñó un nuevo frontal para el Palazzo dei Conservatori, el Palazzo Nuovo (el de la izquierda), el cual diseñó como una copia del dei Conservatori, para dar estabilidad al conjunto y, de paso, tapar un poco el muro que daba a la plaza de Santa María Aracoeli, que había quedado se veía “feucho”… También diseñó el suelo en forma de estrella y mandó traer la estátua ecuestre de Marco Aurelio desde la Plaza de San Juan de Letrán, para que fuera el centro del nuevo diseño (por cierto, que la que hay ahora es una copia, el original está en el Palazzo dei Conservatori) y que, además, es la única estatua ecuestre que queda de la época clásica, el motivo es simple, hasta hace poco se pensó que la estatua estaba dedicada a Constantino, el primer emperador cristiano, así que no la fundieron como las demás…, luego se descubrió que era Marco Aurelio. Por cierto, parece mona la estatua, verdad? El caballo con la patita levantada y el emperador con la mano alzada en pose magnánima…, pues según los arqueólogos, a la estatua le falta algo, parece ser que, debajo de la pata levantada del caballo, había una cabeza de un bárbaro (de bronce, claro), así que esto da un nuevo sentido a la actitud del emperador, verdad?. Además, hay una leyenda sobre esta estatua, bueno, sobre la de la plaza no, sobre el original que hay en el museo. El original estaba totalmente cubierto de oro que, con el tiempo, ha ido desapareciendo, pues dice la leyenda que, cuando la estatua aparezca nuevamente cubierta de oro, será el momento del fin del mundo…

            Otra pequeña curiosidad, a la izquierda del Palazzo Senatorio (que, por cierto, ahora es el Ayuntamiento de Roma), podréis encontrar, sobre una columna, a la Loba Capitolina…, seguro que os decepcionará al verla tan pequeña y tal…, no es la original, eh?, esa está también en el Palazzo dei Conservatori (por cierto, que los dos chavales amamantándose, Rómulo y Remo, de la loba los añadieron posteriormente, esos no estaban en la original) y por la derecha del mismo palacio accederéis a un mirador que tiene una de las mejores vistas que hay del Foro Romano (si luego quereis bajar por esta callecita, llegareis al Foro Oliario y al Foro Boario).

            En fin, que os aconsejo que “perdáis” un poco de vuestro tiempo entrando en los Museos Capitolinos, merecen muchísimo la pena, sobre todo el dei Conservatori, no debéis perderos la Galería Lapidaria, que une el Palazzo dei Conservatori con el Senatorio y que os llevará directamente a pasear por el antiguo Tabularium. 

            Dos curiosidades más, el conjunto del Campidoglio fue terminado en el siglo XVII, por lo que Miguel Angel lo proyectó pero no pudo verlo terminado (de eso se encargaría Giacomo della Porta y, segundo, estos son los museos públicos más antiguos del mundo, fundados con la colección del papa Sixto IV allá por 1471, aunque fue el papa Clemente XII, en 1734, el que ordenó que se abriera al público.

            Un paseo por la plaza para ir abriendo boca?, venga: Plaza del Campidoglio

            Y una visita virtual a los museos?, no es lo mismo que verlo en directo, pero para ir matando el gusanillo... Museos Capitolinos