4ª PARTE.-
La idea principal, el destino que me
había trazado para este día era, fundamentalmente, visitar los Museos
Capitolinos, especialmente el Palazzo dei Conservatori (el que está a la
derecha conforme subes por la “cordonatta”)
y luego…, bueno, luego ya iremos viendo, quizá pasar por el Rosetto Municipale que se encuentra
junto al Circo Máximo…, en fin, para todo hay tiempo o para casi todo…
Lo principal era el Palazzo dei Conservatori. Desde el Area
Sacra, donde me encontraba, hay mil y una forma de llegar al Capidoglio (bueno, supongo que para
llegar a cualquier sitio siempre mil y una forma, la cuestión es la elección
que hacemos…), pero, por algún motivo, siempre escojo la misma, quizá porque es
la más corta o quizá por costumbre, el caso es que lo más fácil es subir por Via
della Botteghe Oscure. A ver, lo más lógico para un español es pensar que a
quién se le ocurrió ponerle este nombre a la calle, una calle a una botella oscura?,
va a ser verdad lo que decía Asterix y estos romanos van a estar locos de
verdad… Pues no, veamos, la traducción, más o menos libre, del nombre de esta
calle sería “calle de las tiendecitas oscuras” y debe su nombre a que, en esta
calle, había gran cantidad de tiendecitas y talleres sin ventanas (oscuras por
tanto). Aunque, en la Florencia del siglo XV también se denominaban Botteghe a
los talleres de los maestros escultores y pintores, pero eso es otra historia…
El caso es que esta callecita (tiene
un gran tráfico pero es más bien cortita) está llena de historia. Además de
hacer de “frontera” entre el Barrio de Sant’Angelo y el de la Pigna, en ella se
encontraba, durante la segunda guerra mundial, la sede del Partido Comunista de
Italia (llamado, por esto, Bottegone), en el número cinco, si no recuerdo mal.
Además, a mitad de calle, en la acera de la derecha (conforme subimos a Plaza
de Venecia), se encuentra también la entrada al Museo de la Cripta Balbi, que,
actualmente, es una de las sedes del Museo Nacional Romano y que, francamente,
es bastante interesante visitarla,
originalmente la Cripta Balbi estaba compuesta por un teatro, un bloque de
cuatro pisos y un patio. Construido entre el año 19 y 13 a.C. bajo las órdenes
de Lucius Cornelius Balbus, el teatro poseía una cripta que era el lugar en el
que la gente se refrescaba y tomaba algo durante los descansos de las
representaciones (una tasquita, vamos), a veces, si tienes suerte, te
encuentras con alguna exposición temporal, en mi caso, era una de artículos de
uso cotidiano en la Roma tardía, además, creo que hay visitas guiadas los fines
de semana, previa cita (los lunes está cerrado). Si no recuerdo mal, la Cripta
está ligada a una leyenda negra romana, según se dice era lugar escogido por la
nobleza del “ocultista” siglo XVII, para efectuar oscuros ritos mágicos, aunque
también se dice que está muy vinculada al renacimiento en aquella época de los
cultos mitráicos que, ya en la Roma imperial, eran muy seguidos… pero de eso
hablaremos en otra ocasión.
En fin, que, continuando con nuestro
paseo, nos plantamos en Via del Teatro di Marcelo, junto al Altare della Patria
o Vittoriano o la Olivetti o la Torta Nuciale o…, en fin, los romanos le han
puesto multitud de nombres a este monumento que, aparte de bromas, merece la
pena visitar ya que tiene un museo en su interior bastante interesante y,
además, permite ver la plaza desde un punto de vista más alto… CONSEJO
IMPORTANTE, tratad de subir a su terraza, las vistas desde allí de la piazza,
de los mercados de Trajano, foros romanos y… en fin, es IMPRESIONANTE!.
Dejando a un lado (Dios me lo
perdone y vosotros también, más que nada porque ya hemos hablado de ella) Santa
María in Aracoeli y su “infartante”
escalinata, comenzamos a subir por la no menos impresionante “cordonata” de Miguel Angel que, aunque
parezca lo contrario, no es una escalera en si, es realmente una calle en
pendiente, con una especie de escalones pero más anchos que permitían que
pudieran subir burros o mulas o caballeros sin bajarse de sus monturas… Mira,
dejémonos de tonterías, es una escalera con los peldaños más anchos para
permitir que subieran y bajaran animales de carga y caballos. Hay quien dice
que su nombre, codonata (del italiano
cordone que significa cuerda), le
viene por los cordones que había tendidos en el suelo desde un lado al otro de
la escalera a fin de que, en los días de lluvia, los animales no resbalaran, la
verdad es que cordone también hace
referencia a un elemento arquitectónico compuesto por franjas transversales de
ladrillo o piedra y que se ponen en los suelos lisos para mayor agarre o para
decorar, a mi, personalmente, me gusta más la primera idea, me parece más…
imaginativa. En cualquier caso, esta genial “escalera” ideada por el Maestro
Miguel Angel nos da acceso a la plaza del Campidoglio.
Al inicio de la subida, lo primero
que nos encontramos son dos leones, de origen egipcio, de basalto negro, pero,
si nos fijamos, a media subida en el lado de la izquierda, nos encontramos con
otra escultura, esta dedicada a Cola de Rienzo (Nicola Gabrini), un curioso
personaje romano nacido en 1313 y que propuso el regreso a la República Romana,
sin embargo, las medidas crueles y arbitrarias que adopto durante este nuevo
periodo, provocaron que, en 1354, se produjera una alzamiento popular (no sin
ayuda o instigado por los Colonna, de los que no era muy amigo), que provocó su
detención y decapitación, tras lo cual, su cadáver fue quemado y sus cenizas
arrojadas al Tiber (las cosas en Roma o se hacen bien o no se hacen…).
Al final de las escaleras nos
encontramos con dos monumentales esculturas de la época clásica dedicadas a los
Dióscuros (en griego Dióscuros
significa “hijos de Zeus”), o sea Castor y Polux (una a cada lado), muy
parecidas a las que podremos ver en la Piazza del Quirinale, por cierto, que,
según la mitología, eran hermanos de Helena de Troya, aunque, como siempre
suele pasar en la mitología, la verdad es que no queda nada claro quien fue su
padre (su madre si, esta fue Leda, esposa de Tíndalo de Lacedemonia… ea!.
Y junto a cada una de las estatuas
de los Dióscuros, encontramos otro grupo escultórico denominado “Los trofeos de
Mário” (I trofeo di Mario), procedentes de un ninfeo que, con ese mismo nombre, parece ser que se
encontraba en la Piazza Vittorio Manuele…
Y, por fín, llegamos a la Plaza del
Campidoglio…, encargada por el Papa Paulo III a Miguel Angel para conmemorar la
visita de Carlos V a Roma y, bueno, para poner un poco de orden en esta colina
que, a pesar de ser uno de los centros espirituales más importantes de la
Antigua Roma (en la colina Capitolina era donde se encontraba el templo de la
Triada Capitolina, fin de todos los desfiles triunfales y jefe del panteón
romano), se había dejado un poco de la mano y, en aquella época, era conocida
como “colle caprino” (colina de las
cabras). De forma que Miguel Angel proyectó una plaza que se abría hacía San
Pedro, en lugar de hacia el foro romano, como hasta la fecha, significando así
la posición que el nuevo poder espiritual ocupaba. En la plaza no es que no
hubiera nada con anterioridad a su proyecto, de hecho, ya existía el Palazzo
Senatorio (construido sobre el antiguo Tabularium romano) y el Palazzo dei
Conservatori (antiguamente llamado también Palazzo Caffareli), el cual, según unos, debe su
nombre a que era la sede de la Magistratura de la ciudad (Conservatori dell’Urbe), que, junto con el Senado, administrava la
Ciudad y, según otros, pertenecía a las scholae
(gremios), que tenían, en la primera planta su sede administrativa y judicial.
La importancia de la administración municipal de obras y de conservación hizo
que, en el siglo XV, diera su nombre al palazzo. Pero, quizá, lo que más llame
la atención es que está construido sobre el templo de Jupiter Optimus Máximus,
de los que, aún, se pueden ver restos en su interior.
Miguel Angel, como ya hemos dicho,
recibió el encargo de rediseñar la plaza que, por cierto, tiene forma
trapezoidal, no ovalada como parece, así que reconstruyó la fachada del Palazzo
Senatorio, añadiéndole la doble escalera y la fuente con las estatuas que
representan a los dioses de los ríos Tiber y Nilo, en la hornacina central esta
la Dea Roma, una composición de dos
estatuas antiguas de Minerva, el campanario se añadiría en el siglo XVI.
También diseñó un nuevo frontal para el Palazzo dei Conservatori, el Palazzo
Nuovo (el de la izquierda), el cual diseñó como una copia del dei Conservatori,
para dar estabilidad al conjunto y, de paso, tapar un poco el muro que daba a
la plaza de Santa María Aracoeli, que había quedado se veía “feucho”… También
diseñó el suelo en forma de estrella y mandó traer la estátua ecuestre de Marco Aurelio desde la Plaza de San Juan de
Letrán, para que fuera el centro del nuevo diseño (por cierto, que la que hay
ahora es una copia, el original está en el Palazzo dei Conservatori) y que,
además, es la única estatua ecuestre que queda de la época clásica, el motivo
es simple, hasta hace poco se pensó que la estatua estaba dedicada a
Constantino, el primer emperador cristiano, así que no la fundieron como las
demás…, luego se descubrió que era Marco Aurelio. Por cierto, parece mona la
estatua, verdad? El caballo con la patita levantada y el emperador con la mano
alzada en pose magnánima…, pues según los arqueólogos, a la estatua le falta
algo, parece ser que, debajo de la pata levantada del caballo, había una cabeza
de un bárbaro (de bronce, claro), así que esto da un nuevo sentido a la actitud
del emperador, verdad?. Además, hay una leyenda sobre esta estatua, bueno,
sobre la de la plaza no, sobre el original que hay en el museo. El original
estaba totalmente cubierto de oro que, con el tiempo, ha ido desapareciendo,
pues dice la leyenda que, cuando la estatua aparezca nuevamente cubierta de
oro, será el momento del fin del mundo…
Otra pequeña curiosidad, a la
izquierda del Palazzo Senatorio (que, por cierto, ahora es el Ayuntamiento de
Roma), podréis encontrar, sobre una columna, a la Loba Capitolina…, seguro que
os decepcionará al verla tan pequeña y tal…, no es la original, eh?, esa está
también en el Palazzo dei Conservatori (por cierto, que los dos chavales
amamantándose, Rómulo y Remo, de la loba los añadieron posteriormente, esos no
estaban en la original) y por la derecha del mismo palacio accederéis a un
mirador que tiene una de las mejores vistas que hay del Foro Romano (si luego
quereis bajar por esta callecita, llegareis al Foro Oliario y al Foro Boario).
En fin, que os aconsejo que “perdáis”
un poco de vuestro tiempo entrando en los Museos Capitolinos, merecen muchísimo
la pena, sobre todo el dei Conservatori, no debéis perderos la Galería Lapidaria,
que une el Palazzo dei Conservatori con el Senatorio y que os llevará
directamente a pasear por el antiguo Tabularium.
Dos curiosidades más, el conjunto
del Campidoglio fue terminado en el siglo XVII, por lo que Miguel Angel lo
proyectó pero no pudo verlo terminado (de eso se encargaría Giacomo della Porta
y, segundo, estos son los museos públicos más antiguos del mundo, fundados con
la colección del papa Sixto IV allá por 1471, aunque fue el papa Clemente XII,
en 1734, el que ordenó que se abriera al público.
Y una visita virtual a los museos?,
no es lo mismo que verlo en directo, pero para ir matando el gusanillo... Museos Capitolinos